Si uno no registrara las fechas ni contabilizara los días y los meses,
nuestra vida pasaría por épocas de envejecimiento y momentos de increíble lozanía. Nuestra edad no seguiría una línea progresiva sino que oscilaría como los vientos y las estaciones.
(Ernesto Sabato, España en los diarios de mi vejez)
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