26 marzo, 2010

Por error o por las dudas.

Estos son tiempos de desmantelamiento del Estado en América Latina. La hora de la verdad: zapatero a tus zapatos. El Estado sólo merece existir para pagar la deuda externa y para garantizar la paz social, lo que en buen romance significa: vigilar y castigar. Para evitar que los invisibles se hagan visibles, es necesario comprar más armas y multiplicar a la gente de uniforme, mientras caen a pique los fondos públicos destinados a educación, salud y vivienda, y desaparecen los subsidios a los alimentos.
El sistema fabrica pobres y les declara la guerra. Se multiplican los desesperados y los presos. Las cárceles, sucursales del infierno, no dan abasto. En 1992, estallaron cincuenta motines en las cárceles latinoamericanas con más graves problemas de hacinamiento. Los motines dejaron un saldo de novecientos muertos, casi todos presos, casi todos ejecutados a sangre fría. Los que restablecieron el orden fueron felicitados.
De los muertos, algunos habían cometido crímenes que son juegos de niños al lado de las hazañas de más de un general condecorado. Otros eran culpables de robos que parecen chistes si se comparan con los fraudes de nuestros mercaderes y banqueros más exitosos, o con las comisiones que cobraban ciertos políticos cada vez que venden algún pedazo de país. Y muchos estaban presos por error o por las dudas.
(Úselo y tírelo, Eduardo Galeano)

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