30 enero, 2009


En los suburbios de La Habana, llaman al amigo mi tierra o mi sangre. En Caracas, el amigo es mi pana o mi llave; pana por panadería, la fuente del buen pan para las hambres del alma; y llave por… -Llave por llave - me dice Mario Benedetti. Y me cuenta que cuando vivía en Buenos Aires, en los tiempos del terror, él llevaba cinco llaves ajenas en su llavero: cinco llaves, de cinco casas, de cinco amigos: las llaves que lo salvaron. (Celebración de la amistad, El libro de los Abrazos, Eduardo Galeano)

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